miércoles, 8 de octubre de 2008

El Mercado de las Pastas en Chile



La industria nacional de pastas, dominada ampliamente por las empresas Carozzi y Lucchetti, produce aproximadamente 127 mil toneladas anualmente. En los último años a mostrado una tasa de crecimiento anual de 1,5%. Lo anterior, unido al ato nivel de consumo que registra el mercado chileno – alrededor de ocho kilos anuales por habitante.





La industria se caracteriza por mediana economías de escala en su producción y alta barreras de entrada. Dentro de estas últimas, las dos más relevantes son contar con una amplia red de distribución y con marcas de prestigio, debido a que se trata de un producto de baja diferenciación.
Por ser un producto de consumo masivo que se comercializa a un precio bajo, es poco sensible ante los ciclos económicos. Por otra parte, su baja diferenciación hace que el producto sea altamente sensible a cambios en los precios relativos respecto de otras marcas.

Los cultivos nacionales de trigo son contratados en gran parte por los dos principales participantes de la industria, Carozzi y Lucchetti. En la producción de trigo de la temporada pasada, las compras de ambas empresas representaron un 87% del total.

Dos grandes rivales de tradición en la industria:
La industria nacional se encuentra fuertemente concentrada, alrededor del 80% se encuentra en manos de dos antiguos participantes.
Desde 1898, opera Carozzi, empresa ligada a la familia Bofill. La compañía lidera la industria concentrando un 42% de participación, con sus marcas, Carozzi Tradicional, Trattoria, San Remo y Aconcagua. Además distribuye Matarazzo (pasta argentina), con lo que controla el 45% del mercado.
Lucchetti, creada en 1904, concentra el 38% de participación de mercado, con las marcas Lucchetti, Talliani, Nápoli y Romano.
Con una importancia relativa menor, participa Suazo, que opera en Chile hace 50 años; y Parma, empresa adquirida por capitales extranjeros, presente hace ya 8 años en el mercado nacional.




Competencia en el sector:

El nivel de competencia ha ido en aumento desde mediados de los noventa, con la entrada de nuevos y más agresivos competidores extranjeros.
En 1995 ingresó al mercado Matarazzo, perteneciente al grupo Molinos del Río de la Plata a través de su filial Molinos Chile, que posteriormente fue cerrada en 1999. El motivo de la salida del mercado chileno estuvo vinculada a cambios en el entorno legal en el negocio de los aceites comestibles, segmento en el cuál Molinos Chile participaba con aceites mezclas.
Actualmente empresas Carozzi S.A. realiza la distribución en Chile de los productos de Molinos del Río de la Plata (aceites y pastas).
En 1997 ingresó, a través de importaciones, la empresa peruana Alicorp, perteneciente al grupo chileno Romero. La compañía inscribió en Chile todas sus marcas, ante la posibilidad de, en un futuro, producir directamente en Chile. Actualmente compite en nuestro país con las marcas Don Vittorio y Sorrento, con lo que ha alcanza alrededor de un 4% del mercado.
A lo anterior se suma el hecho que algunas cadenas de supermercados han lanzado marcas propias de pastas de segunda calidad, con un precio 25% inferior a las primeras marcas, situación que han utilizado como herramienta de negociación con las empresas productoras.
Es importante notar que el principal canal de distribución de las pastas son los supermercados. Estos venden cerca del 70% del volumen total de pastas comercializadas.
Las marcas propias de los supermercados concentran, aproximadamente, un 3% de la venta total de la industria de pastas. Así, el efecto de estrategia para los líderes de la industria ha sido mayor a nivel de precios, que a nivel de participación.
A este respecto, la tendencia observada a nivel mundial es que los supermercados tienen en sus góndolas las dos marcas más fuertes del mercado, junto con una marca propia y una marca licitada por precio.
A nivel del sector de los supermercados en Chile, la participación de las marcas propias en las ventas consolidadas de esa industria es relativamente baja (2.4% de las ventas totales), donde se compara con otros países, como Suiza, donde la participación de las marcas propias llega al 40%. Debido a lo anterior, pese a que las marcas propias en Chile han presentado un fuerte crecimiento, aún poseen un alto potencial de desarrollo.
El efecto definitivo de la mayor competitividad en el sector de las pastas ha producido un ajuste de los márgenes, afectando principalmente a las marcas de segunda calidad. Esto, además, ha obligado a los productores a realizar permanentes esfuerzos por mejorar los niveles de eficiencia productiva e incrementar la inversión en publicidad para mantener sus participaciones de mercado.

Es importante notar que la mayor competencia en la industria se ha dado en un entorno económico deprimido que ha provocado en los consumidores una preferencia por pastas de segunda calidad a menor precio.

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